Sobre la Ley de Causa y Efecto en los Medios

La más reciente edición de los Cannes Lion resultó bastante polémica pues, más allá de los comentarios a favor y en contra en toda premiación, se desató una controversia muy particular cuando se retiró el premio Grand Prix que en la categoría de Diseño de Producto se le había otorgado a la agencia, por considerarse que no eran los creadores originales del genial ¨Lucky Iron Fish¨, que busca combatir la deficiencia de hierro en la población de Camboya. Haciendo a un lado el complicado tema de las autorías en estos casos, lo que si queda en evidencia es que pocas veces estuvimos ante un producto y una campaña tan acertada y brillante a nivel de creatividad, mensaje, y difusión. El propósito estaba claro y los resultados fueron contundentes: una mejoría de más de 50% en los niveles de hierro de la población.

Por otra parte, vimos como Caithlyn Jenner – atleta y medallista olímpico que decidió hacer público su condición de transgénero a los 65 años – superó el record que recién había alcanzado el presidente Obama en Twitter, logrando más de 1 millón de seguidores en apenas 4 horas, y convirtiéndose en el embajador más importante de un grupo tan maltratado socialmente. También, más de 26 millones de usuarios de Facebook, incluyendo su creador Marc Zuckenberg, usaron la primera aplicación propia que brillantemente ofreció la plataforma para pintar con los colores del arcoíris las fotos de perfil y apoyar la reciente decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos de legalizar el matrimonio gay, registrándose más de 565 millones de interacciones a través de comentarios o likes. Todas las grandes marcas del mundo se sumaron a la celebración de la medida, y las especulaciones de si existe alguna estrategia detrás de la movida de Facebook no se han hecho esperar. La revista The Atlantic sugiere que hay un experimento social detrás de esta acción, y que Facebook aprovechó los datos recopilados para conocer la inclinación política, sexual e ideológica de sus usuarios, así como su reacción en situaciones de este tipo. Y finalmente, atestiguamos como Donal Trump, magnate que parecía blindado gracias a su poder económico e influencia en la política, perdió en menos de 48 horas contratos millonarios luego de emitir una opinión deplorable y racista sobre la inmigración mexicana en los Estados Unidos, haciéndolo rápidamente objeto de repudio en las redes sociales por la supuesta ¨minoría¨ latina que lucha desde hace mucho por sus derechos, y colocándolo al mismo tiempo como segundo en las encuestas estadounidenses de los candidatos republicanos.

Tres casos que han inundado medios y redes sociales en las últimas semanas a nivel global. Si, global. Y no decimos esto a modo de lugar común, sino a modo de hacer énfasis en la magnitud, alcance, impacto, fuerza, y propagación instantánea y casi epidémica que tiene hoy en día la opinión pública. Pero sobre todo destacando el nuevo significado que ha adquirido el poder mediático, más aún cuando está conectado a lo que tienen en común todos estos casos: ¨una causa social¨.

Y es que uno de los cambios más radicales que ha traído la llegada de las redes sociales es que le ha permitido al ciudadano común recobrar el poder de influir sobre los hechos que ocurren en su entorno, a través de comunidades organizadas. El término ¨social¨ no se limita a la interactividad y visibilidad que estos medios otorgan al usuario, sino también a la capacidad que les ofrece de impactar la opinión pública y ¨activarse¨ rápidamente a favor o en contra de cierto tema que consideren les afecta, acelerando así los tiempos de respuesta y cambiando por obligación la dinámica de la conversación – a veces apática y esporádica – que se mantenía hasta ahora con el usuario.

En estos 10 años en los que hemos evolucionado hasta posicionarnos como una productora integral de contenidos diferenciadores para medios lineales y digitales, uno de los retos más grandes que hemos enfrentado en Plataforma, ha sido el de evangelizar a marcas y clientes acerca de la creciente necesidad de crear proyectos que desde el inicio –desde la misma concepción de la idea – estén respaldados por un mensaje, por una historia, por un propósito, que son al final del día los que crean conexión y generan experiencias sociales. Estamos convencidos que cuando existe un contenido innovador y relevante, pero sobre todo con mensaje y propósito claros, éste se permeará con éxito en cualquier medio e impactará inevitablemente a su audiencia.

Sin embargo, las marcas y los medios tradicionales siguen digiriendo esta irreversible tendencia, y algunos aún se mantienen cautelosos. Pero la mayoría saben que deben formar parte activa de la conversación que quieran o no se está gestando afuera, y que su audiencia espera algo más de parte de ellos a cambio de su fidelidad. ¿Pero qué es eso más? Pues no siempre estamos ligados a una causa o queremos establecer una posición acerca de ellas. Ciertamente no se trata de convertirse en activistas, pero sí de ofrecer mensajes relacionados y contenidos que aporten valor, y que sean coherentes con la ética de la marca, producto o medio.

En nuestra experiencia realizando PSA´s – como los que hicimos recientemente para Disney o para Cartoon – participar en temas sociales de manera exitosa depende no sólo de que el acercamiento sea honesto, sino de que se encaren una desde óptica propia, con un propósito definido y mensajes congruentes que transmitan claramente la autenticidad de los valores de la marca.

Y es que tener un propósito claro es lo que le adjudica personalidad y voz a la marca, es lo que genera la percepción de ¨quién soy¨ y no sólo de ¨qué ofrezco¨. El propósito es el que en términos del usuario traduce los atributos de la marca en valores. El propósito es el que humaniza la oferta, permitiendo generar la tan deseada identificación con el público. Identificación que abre las puertas a una relación donde más que seguidores, se comienza a construir una comunidad de ¨embajadores de marca¨ con mucha mayor influencia en la opinión pública, pues son los que actúan, los que movilizan al resto, y los que generan verdaderos cambios.

Ahora bien, en el proceso de generar contenidos y campañas de valor social intervienen, directa o indirectamente, muchos actores. Sin duda cada vez se vuelve más sensible establecer autorías en un mundo tan globalizado donde los usuarios se han convertido en una fuente infinita de creatividad y de inspiración. Pero lo importante, lo que no se debe perder de vista, es la causa y el propósito detrás de ella, pues estamos viviendo un momento en la industria creativa y de medios donde los valores y la participación social activa importan, y mucho.

Como todo en la vida, si la causa es sincera, inevitablemente el efecto será positivo.